Lea el texto y rellene los huecos con la opción correcta.14*1 ́= 14 ́ GEOGRAFÍA HUMANA Hice una pausa para mirarla pero, de puro inexpresivo, su rostro permaneció esta vez tan mudo como si hubiera decidido negárselo 1 mis ojos, y me arriesgué a ser conscientemente sincera, por primera vez. Mi madre cambió de religión, cambió de ideología, y 2 de piel, para convertirse en la mujer de mi padre y adorarle solo a él. Hasta donde yo recuerdo, su docilidad se asomaba al mismísima borde de la tontería, pero si me 3 a decir esto alguna vez en voz alta, nadie habría estado de acuerdo conmigo. Para 4 , mi padre el primero, mi madre ha sido siempre una diosa. Bella, perfecta, misteriosa... Admirable como una estatua. Y silenciosa como el mármol, también, porque no salía opinar 5 público. Supongo que no 6 gran cosa que decir pero, no sé por qué, la gente interpretaba su permanente ausencia como una muestra más de su ilimitada capacidad de seducción, otra contraseña de un carácter fascinante. No se equivocaba nunca, claro, nunca fallaba, porque solo intervenía en el 7 segmento de las conversaciones donde su ingenio podía brillar sin ningún riesgo. Estaba específicamente dotada 8 ironizar acerca de los demás, interpretar maliciosamente cualquier comentario, sugerir el mejor mote, hacer juegos de palabras... Todavía es su gran especialidad. Los dioses, 9 se sabe, son crueles, nadie debe reprocharles su naturaleza. Y 10 , este rasgo de brillantez estaba al servicio de mi padre tanto al menos como elegancia de su vestuario o la impecable organización de las fiestas al aire que celebran en verano, en la casa de la playa. Él la 11 , y ella parecía feliz en aquel vestido que no acababa de ceñirla del todo, o por lo menos, eso pensaba yo, porque yo conocía también en ella misma a otra mujer que seguramente ninguno de sus adoradores se habría atrevido a sospechar que existiera. Hasta que la decepcioné, y perdió cierta clase de interés en mí para ganar 12 un determinado tipo de confianza, mi madre me inculcó una educación muy parecida 13 había recibido de su propia madre, una rigidez que no aplicó ni remotamente a mis hermanos varones, aunque ellos también 14 ocasiones suficientes para conocer la silueta del embudo que gobernada nuestras vidas.